El presidente sirio, Bashar al Asad, dijo el miércoles que la contestación popular que sacude su país es fruto de una "conspiración" y defraudó a quienes esperaban que anunciase el fin de décadas de estado de emergencia, en su primer discurso desde el inicio de la protesta.
En una muy esperada intervención de casi una hora ante el Parlamento, transmitida por televisión, Asad dijo que Siria es presa de conspiradores. "Esta conspiración es diferente en su forma y en el momento elegido de lo que ocurre en otras partes del mundo árabe", declaró, estimando que los enemigos del país habían aprovechado la situación para sembrar el caos.
Washington consideró que el discurso de Asad defraudó las expectativas del pueblo sirio. El discurso de Asad "no estuvo a la altura de las reformas" que "exigen" los sirios, estimó el portavoz de la diplomacia estadounidense, Mark Toner.
Nadim Hury, miembro de la ONG Human Rights Watch, calificó la intervención de "terriblemente decepcionante", mientras Amnistía Internacional lamentó que Asad hubiese "desperdiciado una oportunidad real de levantar el estado de emergencia".
Tampoco anunció nuevas leyes sobre el pluralismo político y los medios de información. "Somos totalmente favorables a las reformas. Es el deber del Estado. Pero no somos favorables a las disensiones", afirmó el presidente sirio, que se mostró sereno ante un auditorio de partidarios.
Agregó que las "prioridades" del próximo gobierno serán la lucha contra la corrupción y contra el desempleo.
El gobierno dirigido desde 2003 por Mohamad Naji Otri dimitió el martes y la prensa siria manifestó su preferencia por un gabinete de tecnócratas para llevar a cabo las reformas.
Pero Asad no anunció ninguna de las medidas de liberalización del régimen cuya inminencia había sido señalada por colaboradores suyos. Su principal consejera, Busaina Shaaban, había declarado el domingo que la decisión de abrogar el estado de emergencia ya había sido tomada.
En vigor desde la llegada al poder del partido Baas, en 1963, el estado de emergencia reduce las libertades públicas, permite la detención de toda persona "sospechosa o que amenace la seguridad" y autoriza la vigilancia de las comunicaciones y el control previo de la prensa. La abrogación de la ley sobre el estado de emergencia es competencia del Parlamento, pero el levantamiento de la medida es prerrogativa exclusiva del jefe de Estado.
El movimiento de protestas iniciado el 15 de marzo en Siria a través de Facebook convocó a manifestarse el viernes en todo el país en memoria de los "mártires" y para apoyar las reivindicaciones democráticas.
En Deraa, epicentro de las protestas en el sur del país, miles de manifestantes participaron en los funerales de Jalil Zatima, de 17 años, que murió el martes por la noche tras haber sido herido hace una semana en los enfrentamientos, indicó a la AFP un militante de una organización de defensa de los derechos humanos.
La semana pasada, los enfrentamientos causaron entre 55 y 100 muertos, según las fuentes.
Tras la violencia del fin de semana, Latakia, principal puerto de Siria, volvió a ser escenario de enfrentamientos el miércoles. En un barrio del sur, Sleibe, se oyeron disparos poco después del discurso presidencial, según el periodista Isam Jury. Un testigo afirmó que las fuerzas del orden abrieron fuego para dispersar a manifestantes descontentos con las declaraciones de Asad. Sin embargo, una televisión siria habló de la presencia de "elementos armados".