Vanguard News Network
VNN Media
VNN Digital Library
VNN Reader Mail
VNN Broadcasts

Old March 20th, 2011 #1
VSL
Junior Member
 
Join Date: Mar 2011
Posts: 190
Default La Eugenesia - E. Aynat

PRESENTACION

Es un auténtico orgullo para "MUNDO NS" poder presentar el texto excepcional de E. Aynat sobre la eugenesia.

Son tres los motivos:

En primer lugar porque una y mil veces hemos de recordar e insistir que la UNICA base del nacionalsocialismo es y será la RAZA, su defensa y mantenimiento. Todos los demás aspectos que se quieran resaltar no son mas que accesorios. El "Mi Lucha" es simplemente un libro racista. No habla de religión, de moral ni de economía sino que su nudo y centro es la Raza.

En segundo lugar por la calidad del articulo, del que este número sólo saca la primera parte. Puedo garantizar que entre los nacionalsocialistas en España sólo 2 o 3 camaradas están preparados para un trabajo así. Es muy raro encontrar a alguien realmente preparado en un medio donde abundan incluso entre sus mandos, gentes que ignoran casi todo sobre la raza. E. Aynat no sólo está profundamente informado sino que es un militante, un activista que ha luchado abiertamente por nuestras ideas. Esto es doblemente excepcional.

Por último la edición de este MUNDO NS retrasa un poco la salida del próximo número dedicado a información de grupos, y eso es necesario pues hemos recibido un alud de revistas y noticias. Estamos totalmente desbordados por la cantidad de información a dar. Necesitamos un poco de tiempo para pensar cual sacamos, seleccionarla y confeccionarla.

LA EUGENESIA: BREVES NOTAS HISTORICAS

La idea de que la herencia pudiera y debiera ser influenciada conscientemente no constituye en modo alguno una novedad. Hace nada menos que seis mil años los babilonios seguían cuidadosamente las líneas genealógicas de sus caballos con el fin de encontrar nuevas combinaciones que les proporcionaran mejores estirpes. Mucho antes de Jesucristo los chinos producían nuevas variedades de arroz por cruzamiento de las ya existentes, tratando de incrementar el rendimiento de sus cosechas y aumentar el valor alimenticio del grano. De ahí a la idea de que también el hombre podría ser mejorado sólo había un paso, y más de un filósofo pensó, después de empeñar todo su sentido critico en la contemplación del mundo, que el camino para mejorar el hombre sería por el cruzamiento juicioso y razonable de sus individuos.

En las sociedades más arcaicas, el mecanismo de la Selección Natural, en las condiciones más duras y salvajes, permitía mantener a raya a las mutaciones deletéreas e incluso mejorar genéticamente a la especie. Los individuos mal dotados ‑mal adaptados ‑ enclenques, mal hechos, no llegaban a la edad reproductora, de manera que los malos genes desaparecían con ellos. El antropólogo francés Vallois ha destacado que entre los esqueletos prehistóricos no se encuentran apenas ancianos, de lo cual deduce que si las condiciones de vida eran demasiado duras para la vejez, con mayor razón lo serían para la debilidad. Como dice Rostand, "el débil como el viejo es un producto de la civilización. (1)

Además esta selección no se ejercía sólo en el interior de cada grupo humano, sino también entre los distintos grupos, favoreciendo el progreso y ascenso de las tribus más decididas, forjadas en el idealismo, animadas de sentimientos colectivos y disciplinadas por jefes aguerridos. La situación fue cambiando a medida que todo se estabilizaba y se formaban las primeras sociedades estables. El "tren de vida" de los guerreros y de las primeras hordas primitivas se fue apaciguando. Se empieza a gestar las primeras civilizaciones sedentarias y ello conlleva aunque relativamente, una menor aspereza y brutalidad en la lucha por la existencia; paralelamente los malos genes antes eliminados de manera expeditiva por las mismas condiciones del medio, empiezan a manifestarse cada vez con menos trabas, se convierten en un peligro latente al que los más grandes conductores de la época ‑religiosos o políticos ‑ no dejan de prestar atención. A ello debemos añadir el desarrollo de la medicina la higiene, la asistencia, la cirugía y sobre todo el auge de las ideas filantrópicas y pseudohumanitarias como medidas obstaculizadoras de la función depuradora de la Selección Natural.

Cuando una sociedad ha salido de su fase embrionaria ‑el estado cazador y nómada ‑ y aparecen las primeras formas de vida civilizada, entonces surge la herencia y la selección como elemento social y político en la institución de castas. El régimen de castas nació de causas diferentes: diferencia de razas, conquista militar, creencias religiosas, etc... pero su común denominador es la fe en la herencia. La casta es cerrada, sólo se entra en ella por nacimiento, que regula el destino del individuo soberanamente. Encontramos en la India el ideal de este régimen. En ninguna otra parte ha sido establecido más sólidamente, constituido con más firmeza y regulado más minuciosamente. Como afirma el biólogo norteamericano Th. Dobhansky, "el sistema de castas de la India ha sido el mayor experimento genético jamás realizado por el hombre" (2) . La herencia moral, que es su base natural, está reconocida explícitamente por las leyes sagradas de Manú : "Una mujer da siempre al mundo un hijo dotado de las mismas cualidades que el que lo ha engendrado». "un hombre de nacimiento abyecto toma el mal natural de su padreo de su madre, o de los dos a la vez, y nunca podrá ocultar su origen" (3). Difícilmente podría concebirse una política eugenésica más sabia. Los conquistadores arios, dominadores de los pueblos dravidico‑negros, se organizan instintivamente en grupos cerrados en "varnas" (castas, que en sánscrito puede traducirse también por "color"), para protegerse de la marea de color en la que se encuentran inmersos. Al mismo tiempo, mediante una legislación draconíana, se impide cualquier oposición por parte de los elementos autóctonos y mestizados. Veamos por ejemplo el Código de Manú:

"los tshandalas (mestizos) son el fruto del adulterio incesto y crimen. Toda su indumentaria debe reducirse a andrajos tomados de los cadáveres, su vajilla a ollas rotas, sus adornos a hierro viejo, y su culto al de los espíritus del mal; deben vagar sin hallar la paz en ninguna parte. Se les prohibe escribir de izquierda a derecha y servirse para escribir de la diestra, lo cual está reservado a los virtuosos, a las personas de raza" (4). Tales medidas profilácticas permitieron a los arios crear una cultura floreciente, aunque las doctrinas humanitarias y pacifistas la concepción universalista de Atman fuera corroyendo paulatinamente la conciencia autoritaria de los primeros conquistadores. Comienza la bastardización empieza a proliferar el sacrificio de seres humanos, los cultos fálicos, las divinidades foráneas y todo el espantoso aquelarre característico de los pueblos dravidios.

La India aria ha muerto. El sentido original de las castas racista y protectora de un pueblo superior, es sustituido por la subdivisión técnica de profesiones, que –como dice Rosenberg ‑ "representa el escarnio más horroroso del pensamiento más sabio de la Historia mundial". (5)

En ninguna parte el régimen de castas fue tan sólido ni tan perfecto. Pero se encuentran en forma menos completa en casi todas las civilizaciones primitivas: entre los asirios, los persas, los egipcios, ‑que contaban con siete clases según Herodoto y cinco según Diodoro de Sicilia - ; también encontraron este sistema los españoles en Perú , donde por encima del pueblo estaba la elite biológica, los Curacas y los Incas, cuyos cráneos ‑según Morton ‑ "testimonian una preeminencia intelectual decidida sobre las otras razas del país" (6) . Hasta tal punto era fuerte la idea de la transmisión hereditaria de las facultades morales e intelectuales que incluso las profesiones técnicas se transmitían de padres a hijos; hay centenares de ejemplos de ello: los Asclepiades, o sacerdotes de Esculapio, se consideraban hereditariamente llamados al ejercicio de la medicina (Hipócrates era el décimo séptimo médico de su familia) ; en Israel la tribu de Levy suministraba ella sola todos los sacerdotes, etc.

El mundo clásico grecolatino no iba a ser una excepción de la observancia de las leyes eugenésicas. Los pueblos dorios, jonios, aqueos invaden la península helénica a través del Valle del Danubio; por medio de una constitución aristocrática se Impide la mezcla de sangre indoeuropea con la de los elementos preasiáticos autóctonos. Se crean los grandes Estados helénicos que inmediatamente reconocen la importancia del principio racial. En Esparta las leyes de Licurgo establecen brutales ‑aunque eficaces‑ procedimientos eugenésicos, como por ejemplo el de arrojar recién nacidos por las laderas del monte Taigeto, una vez establecida su deformidad o debilidad por un consejo de ancianos. Similares procedimientos, aunque no tan definitivos , se imponen por toda la Hélade, siendo la base, dura aunque necesaria, en la que se fundará una cultura única. Y es precisamente cuando se empiezan a relajar estos severos principios, cuando la voz de la sangre ya no dicta su ley, cuando se produce el caos, de manera que como dice Rosemberg, "estos troncos (los nórdicos) se agotaron y la múltiple superioridad de fuerzas del elemento preasiático se infiltró por miles de canales, envenenó la Hélade y en lugar del griego engendró el posterior levantino, que con los griegos sólo tiene el nombre en común. Para siempre el heleno abandonó la tierra y únicamente las inanimadas piedras dan testimonio aún de aquella espléndida alma racial que una vez creó la Pallas Atenea" (7).

Pero aún en medio de la innegable decadencia algunas metes lúcidas ‑aunque predicando en el desierto ‑ observan y denuncian las causas de la debacle: el gran poeta espartano Theognis se lamenta de que el dinero mezcla la sangre de los nobles con los innobles y que así la raza, que se cuida severamente en asnos y caballos, es despreciada en los seres humanos. Platón, en "Las Leyes" (libro III) afirma que el gobierno estable ha de basarse en una aristocracia agraria, radicalmente seleccionada; igualmente en "La República" son continuas las alusiones al tema. También Isócrates denuncia que "no debe ser reputada como feliz aquella ciudad que desde todos los extremos acumula al azar muchos ciudadanos sino aquella que mejor preserva la raza de los afincados desde los comienzos". Aristóteles se extiende ampliamente en su obra "Politeia" sobre los problemas que plantea la eugenesia ,el control de la natalidad, la alimentación de la infancia y su educación (libros VII y VIII). Euripides afirma: "No hay tesoro más precioso para los hijos que nacer de un padre noble y virtuoso y de casarse entre familias nobles. Maldición al imprudente que, vencido por la pasión, se une a indignos y deja a sus hijos el deshonor en contrapartida a los placeres culpables" (Las Heráclidas)..

Similares apreciaciones fueron aplicadas por los antiguos romanos. Durante la etapa republicana, las trescientas familias de patricios aportaban todos los senadores. Catón (234‑149 a.C.) defiende tenazmente el viejo ideal romano celosamente apegado a la grandeza romana y a las virtudes de la raza; es el mismo espíritu que contiene las XII Tablas, constitución primogénita de la Roma clásica. Aunque a partir de la caída de Cartago las severas normas romanas, se relajaron un tanto, el Imperio seguía reposando sobre la noción aceptada de una desigualdad entre los hombres. Sin duda ya no se trataba como antes de una desigualdad de "origen divino" que perpetuaba en el pueblo la adoración de las familias patricias, sino que ahora la riqueza y la fortuna materiales creaban entre los ciudadanos un desigualdad que se transmitía de padre a hijo por la herencia de bienes.

En los medios griegos y latinos los gobiernos se fundaban en el principio aristocrático del privilegio hereditario de una oligarquía restringida pero apta para gobernar. Jamás fue gobernada Roma democráticamente, incluso en las épocas más tormentosas de la República. Los amos del Imperio Romano hasta Caracalla ‑es decir hasta comienzos del siglo III d.C, cien años antes de Diocleciano ‑ se hacían elegir entre la aristocracia. La casta de los senadores detentaba por privilegio, todas las funciones elevadas. Constituían "ciudadanos romanos" que, nobles o plebeyos, pobres o ricos, instruidos o letrados, constituían a su vez, todos en bloque, una segunda selección entre la población del Imperio.

A pesar de la profunda inmoralidad de su posterior evolución, este Imperio de los Cesares se mantuvo invencible en tanto persistió en él esta noción de la desigualdad hereditaria, y es por ello por lo que el cristianismo provocó su derrumbamiento. En efecto, en oposición total con la concepción de desigualdad hereditaria entre los hombres ‑que por fuerza había de conducir a una eugenesia positiva, aunque fuera de manera inconsciente ‑ el Cristianismo proclamaba la "casualidad" del nacimiento, y elevaba a rango de regla moral el precepto de la igualdad entre todos los seres con figura más o menos humana. El deber a cumplir en este mundo dejaba de tener relación con las particularidades del nacimiento; pero lo que puso todo al revés fue el cumplimiento de un deber moral, que se prolonga de lo eterno al presente y del presente al más allá.

Debido a sus creencias, el latino se creía portador de una especie de ley divina a la cual subordinaba su existencia terrestre, y de repente aquello quedó sin valor: ahora le era preciso obtener el más allá por una vida conforme a las exigencias del DIOS cristiano. El valor propio del nacimiento del noble dejaba de tener valor, cualquiera era igual al noble en esta carrera tras la felicidad celeste, pues ésta era ahora la tarea moral de todos.

Como dice Ferrero, "la civilización grecorromana reposaba consecuentemente sobre la idea de la selección y ésta reposaba a su vez sobre el principio de que tanto los hombres como los pueblos eran desiguales en cuanto a su ser moral. El cristianismo rompió las bases mismas de la estructura aristocrática de la civilización antigua, con la doctrina, según la cual todos los hombres son iguales al ser hijos de un mismo Dios" (8) .

Prácticamente idénticas eran en la base, las concepciones de los pueblos indogermánicos antes del advenimiento del cristianismo. Según estas ideas, los orígenes de las desigualdades se remontaban a antepasados divinos. Se creía que la sangre portaba en si los gérmenes esenciales del carácter del hombre, que las facultades físicas e intelectuales se transmitían hereditariamente y que la sangre noble transmitía cualidades nobles. Se creía en la reencarnación del progenitor en sus descendientes. De este modo la elite germánica reclutaba a aquellas familias que se distinguían por la pureza de su descendencia, dando así lugar a un nuevo tipo de eugenesia positiva caracterizada por el cruce endogámico de los elementos más puros. Estas familias constituían una fuente de jefes severamente seleccionados, salidos del pueblo y venerados por el pueblo, pues su influencia reposaba únicamente en la consideración con la cual el pueblo rodeaba a estas familias de elite Como dice Arnold "a pesar de todo su amor a la libertad, el germano estaba orgulloso de sus familias nobles; Las consideraba no con celos y envidia sino con reconocimiento y veneración" (9). Parecidos sentimientos encontramos en pueblos racialmente emparentados con los sajones, de los que afirma Dibelius: "En la creencia del pueblo inglés la noción de valor de un jefe nacido de una familia antigua, está tan profundamente enraizada que todas las tentativas para implantar la idea moderna de la igualdad han fracasado. Es siempre el candidato noble el elegido, el que es escogido primero para ejercer toda función pública y ocupar toda se de honorífica en la circunspección".

Conclusión: Hemos visto que es común denominador a todas las culturas indoeuropeas la concepción originaria de la desigualdad humana y, en consecuencia, la adopción de medidas que después se llamarán de "eugenesia positiva" (favorecimiento de los mejores elementos, prohibición de todo cruzamiento fuera de la franja superior, dirección política, militar e intelectual por parte de los portadores de los mejores genes, etc ). La enorme mortalidad infantil , las enfermedades (“la peste negra", etc ) los años de mala cosecha, con la subsiguiente hambre crónica, desarrollarían una labor de "eugenesia negativa" brutal, aunque en cierta medida eficaz. La llegada del cristianismo iba a suponer una quiebra total del Antiguo Orden pagano con la entronación del principio de la igualdad humana. De ahora en adelante todo lo que contradiga los dogmas del Antiguo y Nuevo Testamento será considerado como "pecaminoso". Pero a pesar de todo - las leyes de la Naturaleza y la vida siguen inexorablemente su curso ‑ surgen en estos siglos de desprecio a lo corporal y lo vital una institución teñida de un acentuado color racista y selectivo: La Nobleza Medieval.

La Nobleza como casta organizada, aparece en el Occidente europeo en los albores del siglo X de nuestra era. La Nobleza, guste o no, tiene causas naturales, ha nacido de la desigualdad primitiva de los talentos y caracteres; ha quedado como una selección buscada y consciente, fijada por una institución. El indoeuropeo habla aceptado naturalmente y sin coacción la superioridad de la Nobleza sabiéndola salida de familias que tanto en lo físico como en lo moral, representaban el sumum de la selección. Y la sangre de estas familias se perpetuaba por la transmisión de la propiedad hereditaria. Para mantener viable la unidad hereditaria a lo largo del tiempo era indispensable una base material: la propiedad inmueble. El suelo formaba parte integrante de la noción de divinidad y de la ascendencia divina de la familia. Para el Indoeuropeo el suelo, la tierra, eran un miembro constitutivo más de la unidad del grupo familiar. El mismo término alemán “adel" (nobleza) proviene de una institución germánica que reconocía la propiedad de un bien hereditario indivisible e ‑inalienable, cuyo disfrute correspondía al mayor de los hijos ‑o a aquel de mayor mérito, el "Holdr", "Held” o "héroe"; el "mayorazgo" castellano viene a ser la réplica latina del mismo sistema.

La transmisión de esta propiedad hereditaria se otorgaba únicamente a aquellos de entre los descendientes que habían probado satisfactoriamente sus capacidades. Gracias a leyes matrimoniales calculadas para producir selección, el valor de esta sangre no solamente se mantuvo sino que fue también reforzada y sistemáticamente cultivada. Tal como afirma Darré ,"la nobleza (germánica) en el sentido estricto de la palabra parece haber sido la puesta en marcha de la teoría filosófica de la desigualdad humana hereditaria, teoría aplicada a la organización del cuerpo mismo de la masa popular según las capacidades transmitidas a cada uno por la sangre. El fin era extraer el máximo partido del material humano dado para la selección de jefes" (10).

Resulta pues claro e incontestable que la nobleza ha sido fundada en todas partes –no solo en Occidente ‑ sobre la idea misma de la herencia. Se ha partido de la hipótesis, expresada claramente por unos y presentida instintivamente por otros, de que los méritos y virtudes son transmisibles, que se reciben de los antepasados el valor, el culto al honor, la lealtad, del mismo modo que la constitución física, la salud el vigor, etc.

La "buena sangre no puede mentir", decía el viejo aforismo popular, y todos nuestros viejos poemas y epopeyas centran repetidamente su atención sobre este tema. Comentaba Rosenberg que la expresión castellana "sangre azul" referida a persona noble se debía al color de las venas en los individuos poco o nada pigmentados, a los que el pueblo consideraba instintivamente como nobles. Y Vacher de Lapouge señalaba que podía apreciarse entre la nobleza histórica francesa un predominio de los cráneos dolicocéfalos, probando así una endogamia instintiva de la elite francesa y su origen en las primeras migraciones de los normandos. "La nobleza, dice el Conde Boulainvilliers, es un privilegio natural incomunicable de otro modo que por el nacimiento". De ahí la preocupación por el matrimonio la eterna preocupación tanto para el barón alemán, que exigía a su mujer dieciséis cuarteles de nobleza, como para el inca, que se casaba con su familiar con el fin de mantener pura la "raza del sol”.

"La nobleza, sigue diciendo el citado autor, en plenitud de su fuerza y vigor, tenía bien en cuenta no mezclar su sangre a la de las otras clases. En sus alianzas no se escrutaba con menos atención la pureza de la genealogía que los árabes en Africa, o los miembros de los círculos hípicos de nuestros días (con los ojos puestos sobre los “stubooks") escrutan la pureza de la genealogía de sus caballos" (11) .

Pero la nobleza al menos en su idea original, no debía constituir un ente anquilosado, hermético, cuyo acceso desde el exterior resultara poca menos que imposible. La razón social de la nobleza, tal como afirma Renan, no es recompensar el mérito, sino provocarlo, al hacer posibles y aún más fáciles ciertas clase de méritos. Toda persona puesta a prueba y superadora con éxito del empeño pasaba a engrosar las filas de la aristocracia, siendo por el contrario visto con especial horror el supuesto contrarío, la “derogación" la pérdida del estatuto de noble, impuesto como castigo sea por una acción deshonrosa o por una unión exogámica, esto es, la unión con un plebeyo. Hasta tal punto que Roziéres (12) cita que los nobles que han casado a sus herederos con plebeyos son indignos de tomar parte en un torneo hasta la tercera generación.

La institución era al menos teóricamente, casi perfecta. Pero intervinieron dos factores para hacer de esta organización modélica lo que actualmente es: una burla macabra de su modelo original. A saber:

1‑ La casta feudal. A principios del siglo X las tribus húngaras nómadas de las llanuras del Danubio comenzaron a lanzar “raids" de pillaje sobre las poblaciones germánicas fronterizas. La formación de combate germánica, basada en la infantería, no podía repeler los rápidos ataques de los jinetes magiares. Para evitarlo el rey Enrique I tuvo que reclutar de entre sus súbditos grupos de caballeros, que no tardaron en igualar a la caballería húngara. Pero el cambio realizado , aparentemente solo militar, iba a venir cargado de consecuencias: antes cualquier hombre libre podía fácilmente equiparse y correr al combate; ahora ya no era posible, el coste de mantenimiento de un caballo era elevado y solo podía permitírselo un ejército profesional competente, ya no de hombres libres y de nobles en el sentido original de la palabra, sino de vasallos a sueldo. Este cuerpo de mercenarios iba a sustituir con el tiempo a la antigua nobleza germánica hasta el punto de que, como dice Walter Darré, iba a constituir su "antítesis absoluta". "El germano libre, dice el escritor alemán, había aceptado la superioridad de su nobleza, sabiéndola salida de familias que, tanto en lo físico como en lo moral, representaban el summum de la selección; pero después de los fracasos de las guerras campesinas, solo por el látigo y la espada se podía mantener bajo yugo a los descendientes de los campesinos libres, para que la nueva nobleza, fundada sobre la función y no la capacidad, pudiera mantener su dominio" (13). El mismo Nietzsche comentaba irónico que "solo se da la nobleza por el nacimiento y la sangre. No hablemos ni de Gotha ni de partícula "von" intercalada por los asnos. Esta palabra “von” si hablamos de “aristocracia del espíritu”, es sospechosa, lo más probable es que se esconda algo: solo hay que ver cómo la buscan los judíos. Pero el espíritu sólo no ennoblece, le falta aún aquello que ennoblece al espíritu: la ascendencia noble" (14).

Por el contrarío los suecos fueron más afortunados. La familia de los Wasas, casa real del país escandinavo hasta la entronación de los Bernadotte, se opusieron a la opresión de su país por la casta feudal. Su escudo lleva dibujada una espiga de trigo con la divisa "Todo por Dios y por el campesinado sueco". Pero es justamente la excepción que confirma la regla.

2‑ El otro factor conducente a la decadencia de la institución nobiliaria fue la acción antiselectiva de las guerras. El concepto del Honor, inseparable y consustancial a esta institución, impulsaba a los nobles a la carrera militar, y dado lo turbulento de la época puede uno hacerse idea de las consecuencias trágicas que ello traerla para la institución. Chateneuf (15) señala que la duración media de una familia noble no pasa de 300 años. Encuentra su causa en la consanguinidad de los matrimonios, en los duelos y sobre todo en las guerras. Afirma que de 230 familias estudiadas solo ha encontrado 20 que presenten una serie de 9 o 10 generaciones. En la cámara de los Lores británica, de 427 puestos laicos, solamente 41 son anteriores al siglo XVII. De las 112 familias que componían el consejo federal del cantón de Berna en 1653 no existían más de 58 en 1796.

Estos dos factores, unidos a la subversión de los fines de la institución ‑transformada de reserva hereditaria de jefes seleccionados , en "herrenklub" burgués ‑ condujeron a la nobleza a su lamentable situación actual.

A partir del Renacimiento se produce una floración de los estudios relacionados con las Ciencias Naturales. Mientras el Arte se desarrollaba portentosamente, espíritus igualmente inquietos recopilaban hechos concernientes a la transmisión de los caracteres hereditarios, tanto en el reino animal como en la especie humana. Digby, en 1645, señala la transmisión de madre a hija durante cinco generaciones, de la polidactilia (un dedo más en la mano) . Becker y Leeuwenboek hacia finales del siglo XVII, estudian los cruzamientos entre distintas razas de animales obteniendo conclusiones en las que se basaría más tarde Gregor Méndel. En el siglo XVIII descolla Daubenton, colaborador de Buffon, que habiéndose propuesto crear una raza de corderos de lana fina alcanza el éxito practicando una selección metódica, es decir, escogiendo como reproductores en cada generación los carneros con el más hermoso vellón. En el mismo siglo, Reaumur y Maupertuis investigan la transmisión hereditaria de ciertas enfermedades: daltonismos, polidactilia, hemofilia, etc.. En 1770 Morand, en un trabajo ricamente ilustrado, describía nueve clases de anomalías digitales (polidactilia) comprobando su heredabilidad, y preguntandose "si no sería conveniente oponerse a los matrimonios entre chicos y chicas de seis dedos". A comienzos del siglo XIX se pone de moda el estudio de la herencia mórbida: se investiga la herencia de la ectrodactilia o carencia de dedos (Bechet 1829), de la sordomudez (Portal 1808), de la hemeralopia o ceguera nocturna (Lunier), de las cataratas, de las mamas supernumerarias, del labio leporino, de la fisura esternal, de la tendencia a procrear gemelos, etc. El Doctor Lucas en su tratado "Traité de la heredité naturelle” insiste sobre la transmisión de los caracteres psíquicos y, en particular, de la predisposición a los actos criminales. Finalmente el doctor Meniére y, sobre todo, Boudin, llaman la atención sobre el peligro de la consanguinidad.

Todo ello sin olvidar a los botánicos cuya contribución a la genética premendeliana no en nada despreciable. Rulhreuter, en el siglo XVIII había realizado cruces de tabacos que destacaban la influencia del polen sobre los caracteres de la descendencia. Muy notables son también las investigaciones de Sageret (1826) sobre los cruces de melones, los de Gartner (1849, Lecoq (1862) , Godron (1863), los de Darwin sobre las "bocas de dragón" (1868) y los de Vilmorin (1886) sobre la mejora de las plantas por selección individual de los reproductores.

Creemos necesario este inciso para destacar el extraordinario desarrollo de la biología que iba a servir de soporte a los primeros brotes del racismo científico y, más concretamente, al desarrollo de una nueva ciencia: la Eugenesia.

En nuestra época el primero que propuso este cruzamiento juicioso dentro de la especie humana fue Francis Galton, primo de Charles Darwin, el hombre que "descubrió" la evolución en e¡ siglo XIX. Galton había pensado ser médico, pero antes de concluir la carrera alcanzó una posición que le confería una clara independencia económica, de modo que para emplear su tiempo libre decidió viajar por el mundo tanto como pudiese, acabando por convertirse en un “científico‑pensador". Sus viajes le convencieron de que el hombre era un juguete a la merced de su propia herencia. Cuánto mejor sería pensaba Galton, si el hombre pudiera aplicar dentro de su propia especie un sistema racional de cruzamientos y perfeccionar así su condición humana. En este sentido escribía: "El ideal de mejorar la especie humana es una aspiración tan noble que muy bien pudiera ser elevada a la categoría de obligación religiosa".

La eugenesia (término acunado por el propio Galton alrededor de 1884) incluirla según el autor anglosajón, tanto medidas positivas como negativas para controlar la descendencia. Las medidas negativas prohibirían reproducirse a los dementes, a los débiles mentales, a los criminales confirmados e indigentes. Las medidas positivas consistirían en la concesión de certificados de sus propios merecimientos a los jóvenes ‑hombres y mujeres ‑ idóneos para la civilización, así como la adjudicación de fondos económicos suficientes para contraer matrimonio tempranamente y tener un buen número de hijos.

El método sostenido por Galton en su obra “Hereditary Genius" (1869) es fundamentalmente estadístico. El autor parte de estas sencillas cuestiones: ¿Es hereditario el genio?, ¿En que medida?. Dado un hombre Ilustre, ¿que probabilidades tenemos de encontrarle un padre un abuelo, un hijo, un nieto, un hermano, etc eminente también?. Para contestarlas centró su estudio primeramente en los llamados "jueces de Inglaterra" en el periodo comprendido entre 1660 y 1865. Estos jueces, en número de 8, constituyen la más alta magistratura inglesa y son, en la opinión de todos, hombres excepcionales. Su biografía es conocida, al igual que sus parientes; hay por tanto un excelente material de estudio. Durante esos 205 años hubo 286 jueces, y entre ellos el autor encontró 112 que tenían uno o varios parientes ilustres. Por tanto la posibilidad de que un juez tenga en su familia uno o varios individuos ilustres es mayor que la relación de 1 a 3. Esto parece ya un resultado bastante notable. Detallando más, Galton observa que la probabilidad decrece a los de segundo grado (abuelo, tío, sobrino, nieto) y a los de tercer grado (bisabuelo, tío segundo, primo, etc). Asimismo comprueba que de los dos millones de varones de más de 50 años en las Islas Británicas existen 1350 hombres ilustres (16), o sea, 675 por millón, lo que equivale a un 0,06 %, mientras que ‑como hemos visto‑ la probabilidad de que un juez tenga un familiar ilustre es mayor a la relación 1 a 3, lo que equivale al 33,3%. Queda así confirmado por Galton estadísticamente, matemáticamente, la influencia hereditaria en la formación de la personalidad de elite. Observemos que el método utilizado por el autor inglés es fundamentalmente estadístico, los hechos no son para él más que material de cálculo, a los que agrupar no para deducir leyes, sino medidas proporcionales. En él no se encuentra nada en ninguna parte que se parezca a una investigación analítica de las fórmulas generales de la herencia. Su método, como hemos dicho, es estadístico y por tanto, incompleto. A pesar de todo el mérito de Galton estriba no sólo en haber creado el término "eugenesia" (del griego "eugenos", buena herencia) sino fundamentalmente en el haber resaltado el papel de la herencia en la transmisión de las facultades intelectuales y morales, y su papel también como medio regenerador de los pueblos.

Paralelamente al investigador inglés, publicaba el francés Candolle su obra "Histoire des Sciences et des Savants en Europe despuis deux siécles", obteniendo similares conclusiones. La información llevada minuciosamente, se limita a los sabios. Candolle se dirige a lo más selecto de las Academias de Paris, Londres y Berlín, teniendo en cuenta sólo a los miembros extranjeros, y ello por una razón: la de no encontrar en esta lista más que sabios Ilustres, de renombre europeo, escogidos por su mérito, no por influencias personales ni compadrazgos, lo que no es raro cuando se trata de miembros nacionales. Veamos el planteamiento de Candolle: "Calculo que en botánica solamente han escrito desde hace dos siglos 4000 autores. Probablemente se ha escrito otro tanto, por término medio, de otras ciencias; pues bien, nada menos que el 80% de los ascendientes o descendientes de estas personas habían destacado también de una u otra manera, en el campo intelectual.

Estos escarceos generales, a pesar de las limitaciones causadas por la mentalidad estrechamente positivista de la época, estarían en la base del posterior movimiento racista. A finales del siglo pasado los Nott, Gobineau, Agassiz, Perier, Dally, Vacher de Lapouge, Woltmann, etc sostendrán que el cruzamiento indefinido ‑tan en boga en su época ...¡y en la nuestra! ‑ llevaría a la degradación y aun a la extinción de la humanidad, sentando el principio de que una raza mestiza no puede ser superior a la mejor de las que la han procreado. Así Agassiz escribe: "Los que ponen en duda los perniciosos efectos de la mezcla racial y estén tentados por una falsa filantropía, a romper todas las barreras colocadas entre ellas, deberían ir al Brasil. Les sería imposible negar la decadencia resultante de los cruzamientos que han tenido lugar en este país durante más tiempo que en ningún otro. Verían que esta mezcla borra las mejores cualidades ya del blanco, como del negro o del indio, y produce un tipo indescriptible , cuya energía física y mental se ha debilitado ... Respetemos las leyes de la naturaleza, y en nuestras relaciones con los negros mantengamos con rigor la mayor integridad de su tipo nativo y la pureza del nuestro" (17).

Personalidades ajenas al campo de las ciencias, como R. Wagner, Nietzsche, H.S. Chamberlain, Paul Lagarde, etc sostendrán la importancia de la raza y por ende de la selección en la vida de los pueblos occidentales.

Ya al comienzo de nuestra siglo se produce el gran estallido: se descubren, ‑o mejor dicho, se redescubren‑ las leyes de Mendel que definitivamente abren las puertas a la genética moderna. Casi al mismo tiempo el alemán August Weissmann tritura las tesis lamarckianas de la transmisión de los caracteres adquiridos. El también germano Eugen Fischer comprueba los mecanismos de transmisión de las facultades intelectuales y morales por vía hereditaria (18). Las condiciones son óptimas para el desarrollo de esta especialidad. Y así es en efecto, pues un enjambre de médicos e investigadores dedicarán gran parte de sus esfuerzos a esta rama de la biología. Entre ellos hay uno que destacar: el doctor Alexis Carrel.

Carrel nace en Francia en 1873. Después de brillantes estudios se especializa en el cultivo de órganos y tejidos, inventando por fin el "corazón artificial", lo que le hace merecedor del premio Nobel de medicina en 1912. Viaja a América contratado por el Instituto Rockefeller, institución en la que desarrollaría una enorme actividad científica. Pero es sobretodo en sus obras dedicadas al gran público por lo que Carrel se hace conocer. La más célebre de todas es "El hombre, ese desconocido", publicado en más de 20 idiomas. La tesis central de Carrel es la siguiente: "Como nuestros hermanos inferiores, los cetáceos de los mares polares, o los antropoides que vagan en los bosques tropicales, nosotros formamos parte de la naturaleza. Estamos sometidos a las mismas leyes que el resto del mundo terrestre. Y en tanto que formamos parte de la naturaleza debemos, como señalaba Epicteto, vivir conforme a sus órdenes".

Sobre este esquema Carrel comenta los diversos aspectos de la vida del hombre moderno, su degradación, su vida antinatural, su falta de energía, el alcoholismo, etc. Pero es en el aspecto eugenésico donde debemos hacer hincapié. He aquí las tres obligaciones fundamentales según el investigador galo: "Primeramente tener hijos, e hijos de buena calidad, gracias a la puesta en práctica de los principios de la eugenesia. A continuación criar estos hijos de manera que sus potencialidades hereditarias se desarrollen de manera óptima. Por último enseñar a nuestros hijos las cualidades morales e intelectuales indispensables para el éxito en la vida social, pues el futuro de la raza, su felicidad o desgracia, depende del valor de la familia y del de la comunidad”.

"Es necesario ‑continua diciendo el médico francés‑ hacer una elección. La inutilidad de nuestros esfuerzos para mejorar los individuos de mala calidad es evidente. Vale más acrecentar aquellos que son de buena calidad. Las masas se aprovechan siempre de las ideas y de las invenciones de la elite y de las instituciones creadas por ésta. Es preciso abandonar la peligrosa idea de restringir a los fuertes, acrecentar a los débiles y hacer popular a los mediocres... La eugenesia voluntaria conducirla no solamente a la producción de individuos más fuertes, sino también a la de familias en las que la resistencia, la inteligencia y el coraje fueran hereditarias. Estas familias constituirían una aristocracia, de donde saldrían probablemente hombres de elite. Y el establecimiento por la eugenesia, de una aristocracia biológica hereditaria sería una etapa importante hacia la solución de los problemas actuales" (19).

Profundizando en el tema , el Dr. Carrel llega a las últimas consecuencias: "La ciencia del hombre engendra necesariamente una “antropotecnia”. Y esa antropotecnia hará para el hombre lo que la tecnología ha hecho para los aviones. Puede ser que construya, un día, individuos tan superiores a nosotros mismos como los aparatos modernos lo son al biplano en el cual los hermanos Wright volaron por primera vez".

Por último en su obra "jour aprés jour", esboza el programa a seguir: "Es preciso establecer relaciones nuevas entre los hombres; sustituir las viejas ideologías por conceptos científicos de la vida; desarrollar armoniosamente en cada individuo todas sus potencialidades hereditarias; suprimir las clases sociales y reemplazarlas por clases biológicas, la "biocracia” en lugar de la democracia". Declaraciones de principios como ésta así como cierta exaltación del fascismo y de Mussolini contenida en su obra más conocida (20), iban a conseguir que Carrel fuera puesto en la picota por los bonzos demomarxistas. Tras fuertes presiones dejó el Instituto Rockefeller y marchó a la Francia de Petain, más próxima a sus planteamientos ideológicos, donde creó un Instituto de Salud Pública. Tras la "liberación" fue suspendido de sus funciones muriendo poco después olvidado y casi en la miseria. De él diría el Dr. Soupault: "Carrel distinguió los riesgos que amenazan al mundo moderno, pero le indicó las vías donde podía buscar soluciones con urgencia. Se puede sin exageración clasificarle entre los profetas". (21)

Con Carrel se cierra una etapa de la historia de la eugenesia: la de los teóricos. A partir de ahora es la política la que va a llevar a la práctica la enseñanza de aquellos. Ha sonado la hora de Nacionalsocialismo.

Pero esta es otra historia....

E. AYNAT

NOTAS

(1) J. Rostand. "El Hombre”.

(2) T. Dobzhansky, “Diversidad genética e igualdad humana".

(3) Manara Darma Castra, libro X.

(4) Citado por Nietzsche, "El Anticristo.

(5) A. Rosenberg, “El Mito del Siglo XX”.

(6) Citado por T. Ribot. "La herencia psicológica".

(7) A. Rosenberg, "El Mito del Siglo XX”.

(8) Citado por W. Darré, “La Race, nouvelle noblesse de sang et du sol”.

(9) Idem.

(10)Idem.

(11) Citado por T. Ríbot, “La herencia psicológica".

(12) F. Rosiéres, "La societé française au Moyen Age".

(13) W. Darré, obra citada.

(14)F Nietzsche “La voluntad de Poder".

(15) M. Chateneuf, “Memoire stadistique sur la durée des familles nobles en France”.

(16) Galton afirma haber obtenido estas cifras por el examen del Diccionario ingles de Contemporáneos ("Who's Who”), por las notas recogidas en el "Time" durante 1868, etc..

(17) Agassiz, "Voyage au Brésil".

(18) E. Fischer, "Die Rehobother Bastarda”.

(19) A. Carrel, "El nombre, ese desconocido"

(20) R. Soupault, “Alexis Carrel”.
 
Old March 20th, 2011 #2
VSL
Junior Member
 
Join Date: Mar 2011
Posts: 190
Default (Continuación)

PRESENTACION: SEGUNDA PARTE EUGENESIA

El tema racial fue el centro de la política nacionalsocialista, y sin duda el proyecto de Water Darré , ministro de agricultura con Hitler, miembro de las SS, cofundador de la Anhenerbe, responsable de la politica de reconstrucción eugenésica del pueblo alemán, es algo que vale la pena ser conocido.

Queda la pregunta ¿es viable este plan de la nueva Nobleza de la Sangre, en nuestro mundo de hoy?. Quizás no lo sea en sus detalles, en su planteamiento concreto, pero sí en su espíritu. Nosotros hemos de plantear en el Proyecto Político nuestra solución actual, pero hemos querido editar también el texto del proyecto alemán NS en los años 30.

Este proyecto de Darré no nos exime de plantear y estudiar las soluciones para nuestra época y pueblo, pero sí nos obliga a comprender cuales son los objetivos a lograr.

LA EUGENESIA (II)

LA EUGENESIA POSITIVA EN EL TERCER REICH

EL PROYECTO DE WALTER DARRE


"Corresponderá a las concepciones racistas puestas en acción por el Estado racista el dar a luz esta época mejor (....) . Los hombres ya no se dedicaran a mejorar las especies caninas, equinas o felinas sino que buscaran mejorar la propia raza humana".

A. Hitler "Mi Lucha”.


“Está universalmente reconocido que el bienestar y el progreso de un pueblo tanto en lo físico como en lo moral están íntimamente ligados a la solidez de su estirpe. Una aristocracia biológica sana puede conducir a un pueblo al summum del desarrollo del Estado y de las costumbres".

Así comienza Walter Darré la exposición de su plan sobre la regeneración de las élites alemanas y, por ende, de todo el pueblo alemán.

La Historia prueba constantemente la influencia positiva de un clase dirigente sana.

En Roma, por ejemplo, la constitución de la "nobilitas" entre las mejores familias patricias y plebeyas permitió el enorme desarrollo de la República romana entre los siglos IV y I A.C. , hasta la llegada de César, época en la que la influencia asiática se había introducido, imponiendo un férreo absolutismo que dejaba al margen la institución nobiliaria. Ello produjo que Roma se abocara a una larga pero irremontable decadencia.

Lo que se trata es de crear una capa HEREDITARIA de dirigentes. La mera selección de individuos aislados sin permitirles transmitir sus dotes, producirá sólo una transitoria mejoría . De hecho, la evolución de ciertas formas de democracia lo confirma. El advenimiento de una democracia en un Estado aristocrático conlleva en ocasiones el acceso a los puestos de influencia de personajes de indudable mérito, pero la repugnancia que siente el sistema democrático por todo lo que se refiera a vínculos hereditarios hace que, por ley biológica, los elementos destacados vayan desapareciendo, y con ellos la vitalidad y desarrollo de ese sistema.

Por tanto, una clase superior, una verdadera elite, sólo constituye nobleza cuando está compuesta por familias y no por individuos. En palabras de Darré: "La verdadera noción de nobleza, en sentido germánico, se caracteriza por una selección de dirigentes, especialmente educados sobre la base de núcleos hereditarios seleccionados".

Hecha esta introducción ¿tiene algo que ver la nobleza histórica que conocemos con la que propone el autor alemán?. Es obvio que no, si acaso la actual "nobleza" ‑por otra parte viciada de origen, como veremos – es exactamente la antítesis de lo que aquí tratamos (1).

La nobleza histórica es la caricatura de la verdadera nobleza de los pueblos indoeuropeos primitivos. La nobleza de los indogermanos por ejemplo, reposaba exclusivamente sobre el carácter hereditario de la desigualdad humana. La nobleza germana precristiana se reclutaba entre aquellas familias que se distinguían por la pureza de sus descendientes. No importaban símbolos especiales de rango, como la corona, cetro, manto real, anillos y demás parafernalias. Toda esta chatarra se usaría posteriormente debido a la influencia de Bizancio.

En la antigua Germania, tanto el noble como el hombre libre asistían con los mismos derechos al "Thing" o asamblea. Como dice Arnold (2), "a pesar de todo su amor a la libertad , el germano estaba orgulloso de sus nobles familias. Las consideraba no con envidia sino con reconocimiento y veneración". Prueba de la sencillez y de origen campesino son los apellidos de algunas familias nobles de aquella época, como "Ochsenstiern" (Frente de Buey), "Schweinkopf" (cabeza de cerdo), o "Adlerflug" (vuelo de águila).

Pero la llegada del cristianismo iba a suponer la quiebra completa de este sistema. Como es sabido el cristianismo proclamaba la ''casualidad del nacimiento” y el más absoluto desprecio a toda idea de desigualdad, y máxime si ésta es hereditaria (3). Por lo tanto el abismo entre la nueva religión y los principios germánicos parecía insalvable, pero ¿cómo se explica entonces la cristianización más allá de los Alpes?. Simplemente por una cuestión de Estado, una medida de oportunidad política destinada a reforzar el poder real.

En efecto, el orden social germano se sustentaba sobre la asamblea de hombres libres, el ya citado "Thing", basado en la autoadministración. El rey no tenía súbditos, sino iguales que le habían investido una misión y los poderes necesarios para cumplirla. Poder que era en todo momento revocable. Era por tanto, lo más opuesto a toda idea de absolutismo. Esta idea se enfrentaba frontalmente con la romana imperial (4).

A la caída del Imperio Romano, algunos monarcas francos comprendieron que el derecho germano, perfecto para destacar la personalidad del individuo, era menos útil para dirigir y administrar un Estado según las normas de una administración organizada, concluyendo que las instituciones romanas imperiales se prestaban mucha más a ello. Pero en esta época el Cristianismo que había sido la religión de Estado en la época más decadente del Imperio, se confundía con la concepción romana del Estado, por lo que para conseguir una idea nueva de Estado era preciso introducir la religión cristiana. Por ello la vieja nobleza germánica se vio sustituida por funcionarios reales, por "paniagüados" (5). No es exagerado pensar que el cristianismo se introdujo en Europa del Norte gracias a la razón de Estado. Y no sin dificultades: recuérdese las matanzas de jefes sajones por Carlomagno en Verden (año 782). A partir de entonces dice Darré, "se ve reinar en Alemania una nobleza cristiana salida en gran parte de la aristocracia franca de funcionarios, dudosa en cuanto a la pureza de su sangre alemana" (6).

Desde que tenemos una doctrina sólida y científica de la herencia hemos visto hundirse, junto con sus prejuicios, todas las distinciones de clases sociales basadas en discriminaciones distintas al valor hereditario de la sangre. Por tanto, afirma Darré, "parece irrisorio para el hombre actual nutrido de nuestras ideas sobre la selección de la raza, considerar al noble como inferior, física o intelectualmente". Lo que queremos es también en palabras de Darré, que "la nobleza vuelva a ser una fuente viva de jefes severamente seleccionados. Hay que darles el medio de conservar por herencia la sangre que ha superado las pruebas, eliminar la sangre de calidad inferior, y permitir que sobresalgan en todo momento los nuevos caracteres de valor que se eleven del pueblo”.

Pero reconstruir una nueva nobleza no supone un salto al vacío, tiene que sentar sus raíces en las auténticas tradiciones ‑sin contaminar por doctrinas extrañas ‑ de los pueblos indoeuropeos.

Para el noble indoeuropeo su origen se fundamentaba en un ancestro de origen divino cuya sangre se transmitía de generación en generación con la máxima pureza. El fuego, siempre encendido en el hogar, simbolizaba esta continuidad de sangre, y la casa, las, tierras, el techo, sirven para mantener encendido este fuego. A su vez este fuego sagrado debía ser mantenido por la misma sangre que lo había encendido, de ahí la necesidad para los herederos de mantener la pureza de la sangre. Lo importancia de este simbolismo era tal que, según el derecho germano, la venta de una finca sólo se sancionaba cuando el vendedor había apagado el fuego y era de nuevo alumbrado por el comprador. Por tanto los conceptos de fuego de hogar, casa y familia constituían una sola cosa (7).

Aquí aparece por primera vez la idea de suelo, la tierra, como sustento básico de la familia noble, y por ende, de la raza: el suelo formaba parte integrante de la noción de divinidad y de la ascendencia divina de la familia... Para el germano el suelo y la tierra son un miembro constitutivo más de la unidad del grupo familiar" (W. Darré). Este es el origen de la doctrina "Blu‑Bo", apócope de "Blut und Boden" (Sangre y Suelo), característica del autor que nos ocupa.

Sobre este solar familiar el primogénito quedaba al cuidado de todo, con la obligación de casarse y de transmitir lo más pura posible la sangre ancestral a la descendencia, lo que conllevaba la monogamia. Los demás hijos debían partir en busca de nuevas posibilidades, lo que constituía una fuente inagotable de renovación para las profesiones no agrícolas (8).

En este punto cabe destacar el papel primordial que desempeña la idea de propiedad rural. "La concepción germánica de la propiedad está ligada de manera indisoluble a la familia, de la que constituye la base" (W. Darré), mientras que en la actualidad se han desgajado la tierra y el suelo de toda misión sustentadora de la raza, transformándose en simples productores de materias primas, negociados según el libre arbitrio de sus propietarios. El liberalismo y el marxismo lograron que el concepto de "suelo" se divorciara de la idea de familia, convirtiéndose en una mercancía más (9). "Es indiferente dice W. Darré, en el fondo, que se extraiga de la tierra carbón o coles, si el fin es el mismo: ganar dinero. En esta cuestión de la nobleza lo que es primordial es el hecho de reconocer o no la tierra como guardiana de la idea de familia y de sucesión de familias".

La Historia enseña las desvastadoras consecuencias que significan para una cultura la pérdida de una sólida y sana clase campesina. Por ejemplo, la fortísima imposición fiscal hizo desertar del campo a los agricultores romanos, tras la institución de la libre disposición de tierras, y significó el establecimiento de los grandes latifundios (10). También en Holanda, en su tránsito hacia una economía puramente financiera, se arruinó a la clase rural, salvo en Frisia, donde se había conservado el tradicional derecho sajón, y desde donde se recolonizó a partir del siglo XVIII todo el país. La experiencia demuestra que la postura adoptada por los Estados frente a su población campesina es, en última instancia, la causa de su decadencia. Como refiere Sokolowski, "la ascensión de la civilización humana se produce en tanto que las mejores fuerzas se dedican al cultivo de la tierra. La decadencia comienza con el eclipse de la cultura, cuando los fuertes y emprendedores se alejan de la tierra y buscan otros caminos". O como afirma W. Darré, "toda cultura tiene su origen en el tranquilo crecimiento de una fuerza creadora enraizada en el suelo".

W. Darré denomina "HEGEHOF" (“Granja de conservación o reproducción") a la extensión de tierra donde deberá establecerse cada familia de la futura nobleza. Es importante señalar que estos "hegehof" estarán situados en plena campiña, lejos de las ciudades. La ciudad, incluida la mejor diseñada ciudad‑jardín, no sirve para nuestro proyecto. Hay toda una sensibilidad una firmeza de carácter y auténtica profundidad que sólo puede adquirirse conviviendo en plena naturaleza. La ciudad, es cierto, produce tipos vivos, despiertos, pero carentes de ese sentido interior que caracteriza al verdadero dirigente. "Trabajar el suelo de los ancestros, copiamos de W. Darré, luchar con las fuerzas de la naturaleza, criar animales y cuidar de las cosechas en las diferentes estaciones, crea una indiscutible fuerza anímica que es como una parte más de la naturaleza misma, enraizada en ella y creada por ella".

Por otro lado la verdadera autarquía e independencia sólo se dan en el campo, mientras que el parasitismo es el carácter esencial de la ciudad. Por tanto si se quiere establecer de verdad una nobleza entre el pueblo y hacer que supere las más duras pruebas, hay que atarla a la tierra, fuera de la vida artificial de la ciudad.

¿Qué extensión debía tener un "hegehof"?. La suficiente como para permitir una completa independencia económica de la familia, aún en épocas de la mayor escasez. Es ocioso por tanto, toda discusión sobre la extensión de cada finca, que variaría según cada región y la mayor o menor productividad del suelo, bastando que asegure el sustento y decoro de sus habitantes.

Dado que la actual nobleza es la caricatura de la que proponemos y no sirve como base de partida ¿donde se conseguirían los medios económicos para la adquisición de estos terrenos y su posterior adjudicación a las familias apropiadas. Principalmente a través de dos vías: por medio de dotaciones presupuestarias del Estado y con la ayuda de donaciones (un municipio, por ejemplo, podría comprar un "hegehof" para cederlo al más brillante de sus ciudadanos; igualmente una asociación para el más destacado de sus miembros, etc ).

Todos los propietarios de un hegehof" ,esto es, todos los nobles, estarían organizados en una Federación de Nobles, dentro del régimen de la más pura auto‑administración. Esta Federación detentaría la propiedad de todos los "hegehof", otorgándolos con carácter hereditario o revocándolos, según los casos. Sobre las decisiones de este organismo se preveía un veto por parte del Estado, y las diferencias entre ambos se dilucidarían en el Tribunal Supremo. Para la administración de todo este nuevo complejo de la nueva nobleza W. Darré proponía un organigrama que a grandes rasgos detallamos.

Damos por sobreentendido que la finalidad de esta nueva elite sería mejorar poco a poco la calidad biológica de un pueblo dado. Y esta mejora gradual se realiza por medio de la selección. Sólo se puede crear una auténtica aristocracia en sentido etimológico con la aplicación de procesos selectivos. Esta idea, aparentemente tan evidente, ha constituido ‑y constituye‑ tema tabú para la mayoría de las mentes. Sin embargo, aisladas figuras históricas han clamado ‑generalmente en el desierto sobre la necesidad de selección biológica.



Entre ellos Federico en Grande, rey de Prusia que se lamentaba de que "es desagradable ver el trabajo que se toman bajo este rudo clima para hacer crecer piñas, plátanos y otros frutos exóticos, mientras que se ocupan poco de la prosperidad humana. Pero digan lo que quieran, el hombre es más importante que todas las bananas juntas. Es él la planta a cultivar, la que merece todas nuestras atenciones y nuestros desvelos, pues representa el orgullo y gloria de nuestra patria".

Selección y no cantidad. Aquí radica el fondo de la cuestión. No basta con una indiscriminada política de fomento de la natalidad “per se", sino cultivar aquellas estirpes probadas y particularmente valiosas. El drama de nuestra época es que, además de ser cada menos, somos cada vez peores. Dicho en una palabra: es un problema de CALIDAD antes que CANTIDAD.

De ahí la necesidad de reconstruir toda una raza según las leyes de selección. Pero como hasta la fecha no ha habido ni un solo proyecto sistemático de selección humana, hemos de basarnos en la enseñanza de la selección animal, que si posee una experiencia de siglos. No es que tratemos de fundamentar la selección humana en las lecciones de la cría de animales, sino utilizar como referencia enseñanzas de la zootecnia (12).

Ahora bien, ¿que es seleccionar?. Es lograr una descendencia que no sea inferior sus productores, sino en progresión consta en relación a la pareja inicial. ¿De qué dios se valen los criadores?:

Ahora bien, ¿qué es seleccionar? Es lograr una descendencia que no sea inferior a sus productores, sino en progresión constante en relación a la pareja inicial. ¿De qué medios se valen los criadores?

a) La selección en sí, basada en la aplicación metódica de las leyes de la herencia del mendelismo. Ha de orientarse hacia un fin concreto; utilizar en el acoplamiento los individuos más puros, que representen las disposiciones hereditarias previstas para la meta y susceptibles de producir descendientes que ostenten los mismos caracteres.

b) Medidas posteriores al acoplamiento, principalmente tres:

1‑ Desarrollo del embrión: la evolución del germen fecundado en el seno materno debe ser tal que las disposiciones hereditarias se desarrollen en las mejores condiciones.

2‑ La alimentación: la cría de animales demuestra que el tipo de alimentación dado al animal joven influye fuertemente en el desarrollo de sus caracteres en estado adulto (13). Aunque no hemos de caer en el extremo de creer que sólo con una buena alimentación podemos mejorar una estirpe. La alimentación sólo actúa DENTRO de los límites marcados por la herencia.

3‑ otras influencias físicas, principalmente tendentes a conservar la salud de los individuos. Como dice Darré, "no se puede mantener sana una raza sin el correspondiente entorno sano".

Y más específicamente ¿Cuales con las reglas fundamentales por las que se rige la selección animal?:

1‑ Establecer un tipo a realizar por selección, que constituye el fin a alcanzar. Este arquetipo hace el papel de "brújula".

2‑ El mejor es acoplado con el mejor. Es la regla de oro de la selección.

3‑ La capacidad de los descendientes es verificada escrupulosamente. El animal recibirá diversas notas sobre los aspectos que se juzgan importantes: salud, origen, fidelidad al tipo, performances, etc. Cada aspecto recibe una puntuación; si la puntuación final supera determinada cifra, se le retiene para la selección ;si no, se le aparta sin contemplaciones.

Planteadas las anteriores premisas, se ha de proceder a elegir a los individuos susceptibles de convertirse en vectores de la nueva nobleza.

En cuanto a los varones, W. Darré propone su selección basándose en las siguientes premisas:

a‑ Aptitud mínima física y moral, cuya estimación se llevará a cabo por organismos adecuados (14).

b‑ Realización de una acción meritoria especial que redunde en beneficio de la comunidad entera.

Posteriormente, el primogénito varón, si es que mantiene el "standing" mínimo y no renuncia, y una vez haya contraído matrimonio, recibirá la propiedad del "hegehof" y el título de "Edelmann". Los restantes hijos varones ya no pertenecen a la nobleza por lo que deberán desenvolverse en la vida como el resto de los ciudadanos, siendo esto una fuente de mejora genética del conjunto de la sociedad, que es en último término, la meta del proyecto.

Para las mujeres se plantea una clasificación fundamental, dada por Darré en cuatro apartados:

Clase 1: mujeres cuyo matrimonio parece deseable bajo todos los puntos de vista. Hay que requerir unas exigencias mínimas a fin de que lo integren aproximadamente sólo un 10% de la población femenina en edad de casarse.

Clase II: Resto de mujeres sin objeciones desde el punto de vista físico y moral. Corresponderá a la capa más ancha de mujeres.

Clase III: Mujeres irreprochables desde el punto de vista moral pero con taras hereditarias. Se permitirá su matrimonio sólo en caso de esterilización.

Clase IV: Mujeres cuyo matrimonio se debe impedir a toda costa tanto por motivos físicos como morales. Se incluyen en este apartado enfermos mentales, criminales reincidentes, prostitutas, degenerados, etc.

El titular de un "hegehof" siguiendo siempre a Darré, podría tomar como esposa a una mujer de clase I sin ningún otro trámite. En el caso de ser una mujer del grupo II necesitaría una ratificación por parte de la Federación de Nobles. Contraer matrimonio con miembros de las clases III y IV está completamente prohibido por razones obvias.

La clasificación apuntada constituye un filtro de toda la población femenina de forma que sólo la mejor sangre llegue a ser Noble.

Ahora bien ¿en virtud de qué principio se debe proceder a la selección?, o, dicho de otro modo, ¿cuál ha de ser el FIN de la selección? ¿Qué biotipo es el que pretendemos obtener?. "Es preciso, dice Darré, un fin de selección pues una selección sin fin constituiría un contrasentido, al ser aquella la utilización del valor de una genética con vistas a un fin futuro".

Frente a lo que podría creerse la selección no es sólo la destrucción de lo que es indeseable y el mantenimiento de lo que parece utilizable. Esto sólo no puede llevarnos a ninguna parte. Usando un símil arquitectónico, con buenas piedras y materiales puede construirse tanto una obra inmortal como una mamarrachada (15). de ahí la necesidad de establecer un fin a alcanzar mediante una selección rigurosa.

Por tanto, ¿cuál es el prototipo buscado, cuyos caracteres debemos de fijar para iniciar la selección?. La respuesta a esta pregunta podemos obtenerla a través de dos vías:

1 - A través de conocimientos puramente científicos, basados en la zoología. Su defecto principal estriba en que las teorías científicas son frecuentemente demasiado abstractas.

2‑ Buscando en el pasado europeo cuál fue el biotipo que, principalmente, sostuvo la moral y las grandes realizaciones de la raza blanca. Esta vía es la que parece ofrecer mejores posibilidades.

Para W. Darré, así como para los NS alemanes en conjunto, no parece haber duda: "hay hoy una certidumbre absoluta en el hecho de saber quién fue el campeón del germanismo en la Historia ( ... ) Está demostrado que todo lo que tenemos de alemán ha sido creado por el hombre germánico de raza nórdica.

Tal es a grosso modo, el esbozo del proyecto de Walter Darré, el primero del que tengamos noticia con base sólida y bien fundada sobre eugenesia positiva. Tal como caracteriza al periodo nacionalsocialista, en el que se procuraba llevar los proyectos a la práctica lo más rápido posible, la idea de Darré empezó a tomar forma en 1933 (16) aunque sólo de forma parcial. Evidentemente era una idea demasiado avanzada para muchas mentes de aquella época (¡y de la nuestra¡) . Personalmente creo que, en caso de haber salido Alemania vencedora de la guerra, el proyecto habría caído totalmente en la órbita de las SS (el mismo Darré lo era) y se habría llevado a cabo hasta las últimas consecuencias. Desgraciadamente ver que planteamientos de este estudio eran meramente teóricos sin eficacia práctica, y qué otros eran correctos, conocer el resultado global de la prueba, es algo que ya no sabremos nunca.

Pero eso no nos ha de hacer perder de vista a los precursores de algo que se nos ofrece como una oportunidad la última, para una humanidad biológicamente corrompida.

Por lo menos que su lección no caiga en saco roto.

E. Aynat Eknes.
 
Old March 20th, 2011 #3
VSL
Junior Member
 
Join Date: Mar 2011
Posts: 190
Default

BIBLIOGRAFÍA

(1) la excepción que confirma la regla sería la nobleza inglesa, por lo menos hasta finales del siglo pasado. El Imperio Británico se mantuvo durante siglos y pasó triunfalmente las más graves crisis gracias a la energía de su clase dirigente. Ello se debe a que las mujeres casadas no aportaban dote, lo que hacía que se las apreciara por su valía personal y no por su fortuna. Además los hijos de nobles no primogénitos se integraban en la burguesía (la "gentry") lo que permitió que nobleza y clase media se mantuviese relativamente unidas, lo que no ocurrió en el resto de Europa.

Por desgracia esta situación se ha modificado radicalmente desde entonces. Por ejemplo, en el orden de sucesión de la Corona inglesa encontramos a los siguientes sujetos (dejemos a la inteligencia del lector descubrir su extracción racial):

Nº 61, Simon Henry Rufus (Marques of Reading); Nº 286 , David Herbert (Viscount Samuel); nº 563, Nathan Mayer Victor (lord Rothschild) ; nº 748, lord Nathan; nº 982, lord Berstein; nº 1106, lord Kagan ...

(2) "Deutsche Urzeit”.

(3) la posición de la Iglesia no ha cambiado . En 1973 el Papa rechazó recibir a Robert Graham, creador del banco de esperma de personas sobresalientes, porque - según dijo "L'Observatore Romano"‑ "El infanticidio, el aborto eugenésico y los experimentos nazis son los antecedentes culturales e históricos del banco de esperma de Graham"‑ al que algunos llaman "el Miguel Angel del ADN”, que es un científico de fama mundial . Por contra el Papa recibió a un "intelectual” de la talla de Muhammed Alí (ex Cassius Clay) que entre otras cosas, aconsejó al Papa retirar las estatuas del Vaticano, “por ir contra la Biblia”. (Instauration, enero 83).

(4) Hay que distinguir aquí entre romana antigua y romana de postrimerías (a partir del siglo 1 A.C.). la primera se caracterizaba por la primacía de las instituciones romanas frente a todo absolutismo, por tanto en pura línea nórdica como correspondía a los orígenes de los forjadores de Roma. A partir de las destrucción de Cartago se mercantiliza todo pasando nobles y funcionarios de ser servidores del Estado a lacayos de plutócratas y traficantes . A la par la influencia asiática y mediterránea oriental promovía la divinización del emperador, como en el caso de Augusto, con lo que llegó al más alucinante absolutismo.

(5) No tiene intención peyorativa. Es exactamente como califican a este cargo las "Partidas" de Alfonso X "El Sabio” .

(6) Así nos describen, por ejemplo, a Giselberto, duque de Lorena : "pasaba por ambicioso ávido, al tiempo que inestable, buscapleitos, cambiando de amo y de campo cuando podía servirse de ello (..) Hombre bajo, gordo de fuerza hercúlea, de ojos tan móviles que nadie podía distinguir su color. Su lenguaje era breve y entrecortado, se expresaba en términos oscuros y ambiguos'' Giesebrecht "Historia del periodo imperial alemán". No es ciertamente la descripción de un nórdico.

(7) Tradición que se ha mantenido en parte hasta nuestros días. Así llamamos “casa de Borbón" o "casa de Habsburgo" a las de Borbón o Habsburgo.

(8) Y la posibilidad de nuevas expansiones, por ejemplo , hijos de nobles normandos fundaron el imperio de Federico Barbarroja en Sicilia .

(9) En el caso del marxismo se añade además el odio abierto hacia el campesino mismo "La explotación agrícola es la más irracional de las actividades y la más ligada a sus rutinas. El campesino mismo no vale apenas más" (Karl Marx) . " Siempre y en todas partes nos esforzaremos en precipitar la desaparición de la pequeña explotación agrícola" (Engels). "Se confirma una vez más que no hay clase más estúpida que nuestro campesinado" (Bebel) ‑ "La socialdemocracia debe arrancar al campesinado su amor de mono por su terruño”. (Geck Karlruhe)

(10) “Latifundia perdidere Italiam" decía Plinio.

(11) Darré propone la denominación de "Edelmann".

(12) Alguien podría acusarnos de "materialismo" por rebajar al nivel zoológico al portador de una posible "alma pura, divina", como es el hombre. Pero entendemos que un alma de origen divino precisa de un soporte –el cuerpo ‑ lo más perfecto posible. Y esa perfección solo puede lograrse a través de la selección.

(13) Se ha comprobado por ejemplo, que si se priva de avena a un caballo de carreras – animal de disposición celular muy delicada y de gran sensibilidad nerviosa ‑ se excita con mucha más facilidad, lo que se traduce en unas bajas performances.

(14) W. Darré propone para ello una nueva clase de especialistas conocedores de aspectos médicos fundamentales, así como de las leyes de la herencia y de ciertas nociones económicas y sociales. No serían simplemente eugenistas, sino algo más completo, dado el tipo de actividad en el que intervendrían. El autor citado les denomina "Zuchtwart" (Guarda de selección), integrado por funcionarios retribuidos por el Estado (al igual que los jueces, por ejemplo). Habría una oficial nacional y oficinas regionales En ellas se guardaría toda la información genética correspondiente a la población entera, con los árboles genealógicos, historiales de todo tipo, etc., de cada ciudadano.

(15) Un ejemplo de la vida real: cierto empresario de Sudamérica comprobó que sus trabajadores de raza blanca caían con frecuencia enfermos debido al terreno pantanoso, mientras que los indígenas se mantenían sanos. Por lo tanto provocó la procreación de mestizos entre ambas razas con lo que consiguió una generación físicamente más resistente y con el suficiente nivel intelectual aún como para desarrollar los trabajos que debían hacer. Es un caso palpable de lo que queremos evitar.

(16) Ley sobre el "Bien Agrario Hereditario" del 29‑9‑1933.

Bibliografía básica: W. Darré. "Neuadel aus Blut und Boden".


Tomado de Mundo NS
 
Reply

Tags
eugenesia, herencia, raza, selección

Share


Thread
Display Modes


All times are GMT -5. The time now is 01:38 PM.
Page generated in 3.00295 seconds.